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En este libro se defiende que sentirse hombre o mujer no es algo estático o uniforme sino que está en continuo cambio, es decir, que es un proceso abierto, complejo y plural. Pero además se considera que tanto la conformación de la identidad de género como las prácticas sociales e individuales de mujeres y hombres, así como los debates y las luchas feministas, son fenómenos sustancialmente corporales. Este planteamiento teórico-metodológico se inscribe dentro de la antropología del cuerpo, un campo de estudios relacionado con la llamada teoría de la práctica que sostiene que el sistema social moldea la acción humana, pero que ésta es también determinante para comprender la producción y reproducción del propio sistema así como las transformaciones que se producen dentro del mismo. Para mostrar todo esto se analizan doce itinerarios corporales, correspondientes a diez mujeres y dos hombres, poniendo todo el énfasis en las transformaciones producidas y en los factores que están detrás de estos cambios.