Las ciudades contemporáneas han sido laboratorios de experimentos del urbanismo neoliberal. La revolución conservadora destruye el tejido urbano, favoreciendo la aglomeración global y las marcas competitivas. Las corporaciones pujan por hacers con el mercado global en la ciudad central y la ciudad genérica. El patrimonio, puede acentuar o disminuir los espacios de la ciudad genérica y contribuir a minimizar el impacto de los espacios basura, ayudar al reequilibrio urbano o a su deterioro. Los efectos de las políticas de la desigualdad, -con la tematización y el turismo masivo- son la exclusión y la pobreza. La crisis económica de las ideas y modelos neoliberales de los think-thanks -"destrucción creativa" y "acumulación por desposesión"-. Es una oportunidad para reinventar una teoría urbana alternativa a la conservadora, la ciudad de la innovación "radical democrática" es hoy posible. Equilibrio, solidaridad y redistribución son demandas viables en busca de nuevos instrumentos de planificación urbana justa y sostenible. Frente a la ciudad caótica de la especulación, la ciudad solidaria es una exigencia de justicia del porvenir democrático. Profunda reformas son necesarias.