Siempre es difícil contar el presente, dice Martín Caparrós para empezar este libro; y por eso lo intenta. Entonces mira alrededor y trata de pensar en lo que ve, y condensarlo en reflexiones breves, fragmentos de estas vidas que vivimos, reflejos de este ahora que es más bien un ahorita. Los límites cada vez más difusos entre trabajo y ocio, los problemas del sueño y de los sueños, los numerosos inventos del turismo, los inodoros inteligentes y los banquitos tontos y el trasplante de mierda, la epidemia de obesidad y el hambre que no cesa, los modos de mirar, los modos de mirarse, los negocios de la religión y el sexo y el tabaco, las palabras: las maneras de ese capitalismo global que, como los aviones, acelera para no caerse.
AUTOR/A
CAPARRÓS, MARTÍN
Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) se licenció en historia en París, vivió en Madrid y Nueva York, dirigió revistas de libros y revistas de cocina, recorrió medio mundo, tradujo a Voltaire, Shakespeare y Quevedo, recibió el Premio Planeta Latinoamérica, el Premio Rey de España, la beca Guggenheim, plantó un limonero, tiene un hijo y ha publicado más de una veintena de libros que lo han encumbrado como uno de los grandes escritores latinoamericanos de nuestro tiempo. En Anagrama se ha publicado su novela A quien corresponda: «No solamente hace una crítica despiadada al poder eclesiástico que acompañó a la dictadura militar. Es, también, la crónica minuciosa de una venganza sin sentido, el relato de un fracaso: el de una generación que creyó en la Revolución y acabó derrotada en medio de tanta violencia derramada» (Diego Gándara, La Razón); «Una novela necesaria. Hace que el suelo tiemble un poco mientras la leemos. Y una vez cerrada, el suelo sigue temblando» (Juan Bonilla, El Mundo); y las crónicas de Una luna: «El mejor cronista actual de América Latina: un soberbio entrevistador, un viajero dotado de cultura enciclopédica y de una fina ironía» (Roberto Herrscher, La Vanguardia); y Contra el cambio: «Su prosa y su mirada son un reactivo fuerte para almas sensibles o amigas de lo políticamente correcto» (Leila Guerreiro, El País); «Convence tanto como seduce» (E. Paz Soldán, La Tercera, Chile); «Un perturbador sistemático, un sembrador de dudas» (F. Lazzarato, Il Manifesto).