Librería Traficantes de Sueños
Itinerario bibliográfico del curso «HENRI LEFEBVRE Y EL DERECHO A LA CIUDAD. Utopías urbanas, ciudades feministas y producción de espacio». Del 21 de noviembre de 2022 y el 19 de enero de 2023
La crisis que viene se hará sentir con enorme fuerza en las ciudades. En un momento en el que las distopías parecen más cercanas se hace si cabe más necesario imaginar como deberían ser nuestra ciudades y nuestros territorios. Así, como decía Henri Lefebvre en su obra El derecho a la ciudad: “Que la imaginación se despliegue, no lo imaginario que permite la huída y la evasión que sirve de vehículo a las ideologías, sino lo imaginarios que se implica en la apropiación del tiempo, del espacio, de la vida fisiológica y del deseo.”
Apropiación como gesto radical que toma las riendas y diseña el conjunto de la vida urbana. Se trata al fin y al cabo de pensar y hacer la ciudad como espacio donde aterrizar la idea de una “utopía experimental”.
En este curso haremos un repaso del pensador francés en las dos vertientes más interesantes de su pensamiento, la crítica de la vida cotidiana y el derecho a la ciudad. Para ello, haremos un repaso histórico de la idea de utopía urbana y nos detendremos en algunas de las experiencias subversivas que se han producido en este campo. También leeremos desde nuestro contexto de crisis ecológica, económica y de reproducción de la vida las hipótesis de Henri Lefebvre.
El objetivo de este curso es construir en común imágenes sobre los urbano y sobre la vida cotidiana que se piensen en clave de transformaciones revolucionarias. No se trata solo de llevar el pensamiento de Lefebvre a un paradigma participativo, sino pensar en clave de construcción radical del espacio, de invención de nuevas instituciones sociales.
El propio Lefebvre lo expresó con claridad. “Otro tema obsesivo es el de la participación vinculada a la integración. Pero no se trata de una simple obsesión. En la práctica, la ideología de la participación permite obtener al menor costo la aquiescencia de personas interesadas e implicadas. Después de un simulacro que más o menos impulsa la información y la actividad social, aquellas vuelven a su tranquila pasividad, a su retiro. ¿No está claro ya que la participación real y activa tiene un nombre? Ese nombre es autogestión.