Karl R. Popper (1902-1994). Los turbulentos años vividos por la Europa de entreguerras condicionaron también la vida y la obra de Popper, hasta el punto de obligarle a abandonar su Viena natal, en la que, pese a su juventud, ya había adquirido un sólido prestigio intelectual, ante las amenazas anexionistas de los nazis sobre Austria. Este exilio comenzó en Inglaterra en 1935, y dos años más tarde se trasladó a Nueva Zelanza, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.<BR> Al acabar la contienda, regresó a Londres para formar parte del claustro de la prestigiosa London School of Economics, institución en la que desarrolló buena parte de su obra póstuma, caracterizada por un pensamiento filosófico donde la preocupación por el rigor científico y por su aplicación metodológica siempre va acompañada de una profunda raíz humanista.