Librería Traficantes de Sueños
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La inversión turística y el dinamismo del sector inmobiliario no han dejado de crecer durante el último año: la inversión hotelera en España se incrementó un 79% en 2017, dejando en Madrid 637 millones de euros. Por otro lado, el negocio inmobiliario aumentó en un 45% sus cifras, llegando a los 8.700 millones. Este desembarco de capital, estrechamente asociado, impone a las ciudades y sus habitantes una serie de externalidades negativas devastadoras: turistificación de los centros -Airbnb, viviendas turísticas-, apreciación exponencial del alquiler, expulsión de vecinas de sus hogares y una mercantilización extrema del espacio. Fenómenos todos ellos que menoscaban el derecho a la ciudad y crean nuevas fronteras urbanas.
En el caso madrileño, caracterizado por una fuerte dualización entre centro y periferia, la erosión del derecho a la vivienda -acompañado por el crecimiento de la brecha de la desigualdad- está alcanzando niveles críticos. La periferia, azotada por una década de austeridad y recortes, acusa una fuerte degradación, conviviendo cotidianamente con desahucios y bloques vacíos que sirven a la rentabilidad de bancos y fondos buitre. Si a ello le sumamos el aumento de la inseguridad, provocada por el abandono de estos barrios, y el desarrollo de nuevos macro-proyectos (Madrid Nuevo Norte), se dibuja ante nosotros una cartografía de la segregación que contiene todas las inercias y violencias de la ciudad neoliberal, nítidamente clasista.
¿Cómo afrontar este escenario colectivamente? ¿Cómo hacer valer el derecho a la ciudad y el derecho a la vivienda en un marco como el actual? ¿Qué papel están desempeñando las instituciones municipales y autonómicas ante este paisaje de desigualdad? ¿Cómo limitar el poder de los agentes económicos que parasitan el espacio y la vivienda? ¿Cómo anudar la diversidad de conflictos que atraviesan la ciudad para aumentar su potencia?
