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Monica Hughes está considerada como una de las escritoras canadienses más importante de libros para niños. En la mayoría de sus libros el tema central es la ciencia ficción, por eso sorprende este libro de corte intimista y de denuncia. Concepción vive con su abuela en una casita cuyo terreno pertenece a un señor. De cada cosecha de maíz, el señor recibe una parte, la abuela vende otra en el mercado y conserva algo para su comida. Concepción siempre escucha a su abuelita decir que si guarda suficientes semillas nunca le faltará comida. Un día la abuelita muere y Concepción debe dejar la casa. Se marcha a la ciudad donde vive con otros niños cerca de un basurero y pronto planta las semillas que guardó para tener comida. Aunque los otros niños no tienen mucha esperanza en ese huerto, cuando la ayudan se dan cuenta de que hay comida para todos y eso significa una vida mejor, sin tener que robar para comer. El huerto que Concepción construye se convierte pronto en un símbolo de ilusión y de futuro, pues todos los niños tienen ya algo para comer y otros reciben semillas e instrucciones para crear su propio huerto. Las ilustraciones realistas de Luis Garay no ignoran el ambiente de pobreza y soledad que está presente en el cuento, a través de los tonos negros que producen escenarios como de tormenta. Pero los verdes del huerto y los vistosos colores de la ropa de los niños muestran el color de la esperanza.