Considerar el término "refugiado" como un término neutro se ha traducido en una falta de protección a las mujeres solicitantes de asilo. Esto no se deriva del hecho de que no se prevea expresamente la persecución por motivos de género sino de que se interprete mayoritariamente desde un punto de vista masculino. Los procedimientos se han modelado sobre la presunción de que quien solicita protección internacional es un hombre políticamente activo perseguido por el Estado, por lo que difícilmente contemplan las experiencias de persecución de las mujeres que se dan en la esfera privada por agentes no estatales, "despolitizando" determinados tipos de violencia (como la violación, la explotación sexual, el matrimonio forzoso, la mutilación genital o la esterilización forzosa).