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Desde la creación de la OMC en 1995, las negociaciones en torno a la reducción o mantenimiento de aranceles se han visto superadas por la introducción en ellas de las llamadas barreras "no arancelarias" al comercio que han favorecido a escala global ?y particularmente en aquellos países o regiones con mayores estándares sociales? el ataque a los derechos laborales, sociales o ambientales. La OMC, desde su fundación, está actuando como el definidor de lo que han de ser las políticas comerciales globales siendo uno de los puntales, junto con el Fondo Monetario Internacional, de la ortodoxia neoliberal.
En este contexto económico, la UE se ha erigido en uno de principales impulsores de los acuerdos comerciales y de inversión. Actualmente, a través de distintas fórmulas, ha concluido o mantiene negociaciones con países o regiones de los cinco continentes, con el objetivo de seguir siendo pieza clave en el concierto económico mundial. Además, de forma perversa, introduce en estos acuerdos mecanismos de solución de controversias, llamados bien ISDS, bien ICS, entre estados e inversores para blindar los capitales de la multinacionales en tribunales de arbitraje privados y dejar sin capacidad de respuesta a las instituciones votadas democráticamente. Luchar contra esta infamia se ha convertido por tanto en uno de los principales objetivos de las campañas contrarias a los TCI.
Esta guía pretende explicar, tanto a personas comprometidas con el activismo social como al público en general preocupado por la actualidad política, las claves interpretativas del actual modelo comercial a escala global. Para ello, ofrece, a través de cuatro bloques temáticos, una amplia visión de los procesos abiertos entre los distintos actores económicos, así como entre las regiones y países afectados, las consecuencias sectoriales de los acuerdos comerciales y de inversión y las alternativas que pueden hoy encontrarse a un discurso que pretende ser hegemónico pero que está encontrando resistencias de carácter también global. Frente a la lógica capitalista de favorecer a los poderosos, en este caso las grandes corporaciones transnacionales, se erigen movimientos y colectivos sociales que propugnan un mundo basado en una economía solidaria, equitativa entre las personas y ambientalmente sostenible.