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El héroe libertador de la unidad italiana, que habitó la precariedad en varios momentos de su vida, vivió setenta y cinco años; Pedro Arranz Mellado, cincuenta y cinco. Sus oficios fueron otros, Perico estuvo siempre cerca del fuego, hasta quemarse. Venía de una familia trastabillada por el final del franquismo, compartió los ambientes ultras de ceño fruncido con el desenfreno de la vida en el instituto, en una época demencial para el conjunto del país y en un Madrid que salía de un pasado oscuro con movidas muy diferentes.
¿Fue el incendio del Palacio de Deportes en 2001 fortuito? ¿Cómo vivió el Ramiro de Maeztu la Transición? ¿Qué hacía un sicario hondureño de vacaciones en la provincia de Guadalajara? ¿Los cuatro turistas turcos que estuvieron en Madrid trabajaban para una agencia de viajes? ¿Por qué Scotland Yard reservó información sobre las fiestas de Boris Johnson? ¿Está una monja de clausura obligada a obedecer únicamente la autoridad de Dios? ¿Era mejor la Demencia antes que ahora? ¿Dónde estaba Jomeini? ¿Qué hacía una pegatina dibujada por Forges en el abrigo del muerto? ¿Por qué Pedro Arranz Mellado se quedó en Estambul? ¿Y qué pinta Garibaldi en todo esto?
Un cadáver sin documentación aparece el 2 de febrero de 2022 en el polideportivo Magariños de Madrid. El caso cae en manos de Padilla, un inspector melómano y de comidas de cuchara, y de Robles, que cree más en el personaje de Kima, de The Wire, que en la justicia española. El baloncesto, los tentáculos de la extrema derecha y la historia reciente de España se dan la mano en esta novela, en la que Jacobo Rivero combina finamente reportaje documental y ficción criminal.