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El crecimiento es imprescindible para mantener una economía fuerte, y no se pueden producir más mercancías sin estimular a la vez los deseos de consumirlas. Cada día nos vemos sometidos a más de tres mil mensajes publicitarios. ¿Por qué se gasta tanto dinero, tanto talento, tanta energía para crear una verdad publicitaria?
El grupo Marcuse analiza los entresijos del sistema publicitario y denuncia un sistema perverso en donde la publicidad funciona como el carburante ideológico del capitalismo: nos incita a consumir sin medida, ocultándonos las repercusiones de un patrón de conducta suicida.