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Verano de 1936. Las Olimpiadas en Berlín se anuncian para el primer día de agosto. Las olimpiadas populares de Barcelona, para el 19 de julio. Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, decide que la música oficial de las olimpiadas del tercer Reich sea la Novena sinfonía de Beethoven. Pau Casals, el comisario cultural de las Olimpiadas Populares en Barcelona, decide que de ningún modo Beethoven será secuestrado por los nazis. Pocos días antes de la inauguración, el general Mola cursa un telegrama a los militares que se sublevarán contra la Segunda República. El contenido en clave dice así: "El pasado día 15, a las cuatro de la mañana, Elena dio a luz un hermoso niño". Indicaba que la rebelión militar empezaría el 18 de julio a las cinco de la mañana. Era el principio de uno de los episodios más terribles de la historia de nuestro país.